Compartir tu experiencia de estigma.
Mi primera lucha real y duradera contra la depresión se produjo después de mi primer año de universidad. Me iba bastante bien con las A y las B y trabajaba muchas horas en un restaurante de comida rápida para pagar el alquiler. El verano siguiente a mi primer año en la universidad, busqué asesoramiento individual, que se ofrece de forma gratuita en mi universidad. Había ido a terapia en la escuela secundaria después del divorcio de mis padres, por lo que el concepto de terapia no era nuevo para mí. Comencé a contarle a mi consejero lo mucho que no me gustaba mi trabajo, no me gustaba mi aspecto (lo cual se remonta desde que tengo uso de razón) y lo desmotivado que me sentía para hacer las cosas que disfrutaba. Mi consejero me recomendó que participara en un grupo de asesoramiento sobre “Bienestar corporal” que promovía la positividad de la imagen corporal, así que me uní al grupo y continué con el asesoramiento individual. También había conseguido un nuevo trabajo, así que pensé que estaba en alza. Pero durante ese semestre de otoño, me encontré demasiado disperso, por lo que tuve que reducir mis horas de trabajo, retirarme de una clase y renunciar a una pasantía, todo lo cual ayudó a aliviar algo de estrés.
Avancemos rápidamente hasta el otoño siguiente, donde volví a recibir terapia después de no asistir a los semestres de primavera y verano. Cuando llegó el semestre de otoño, había perdido la motivación para levantarme del sofá y hacer mi tarea. El huracán Irma interrumpió las clases y yo estaba aún más atrasado. Tenía ataques de llanto y estaba irritable con mis amigos y familiares. Todas estas señales me indicaron que podría tener depresión. El mayor estigma contra mi depresión provino de mí mismo, no de otras personas. Parte de esto puede deberse a mi origen cultural y a ver a mi familia reprimir sus emociones durante tanto tiempo. Pensaría que soy demasiado joven para estar clínicamente deprimido y definitivamente soy demasiado joven para tomar antidepresivos. Pensé que era algo de lo que no me estaba esforzando lo suficiente para deshacerme, a pesar de que había estado buscando terapia durante más de 2 años. Después de pensamientos legítimos de suicidio, decidí que era necesario hacer algo.
¿Cómo superaste esta experiencia?
Comencé a escuchar el podcast Hilarious World of Depression con la esperanza de poder escuchar algunas historias similares a la mía de comediantes que amo. Escuché a estas personas hablar sobre su “fondo” y sus decisiones de cuidar de sí mismos. Luego le pedí a mi familia su opinión y todos apoyaron que tomara antidepresivos. Después de convencerme un poco más, volví con mi consejero, me derivaron al psiquiatra de la universidad y ahora llevo algunas semanas tomando antidepresivos. Sé que no es una panacea, pero es un paso en la dirección correcta.
Ayude a otros compartiendo un mensaje breve y positivo.
Por muy manida que sea la expresión, cuídate a ti mismo primero. Rodéate de amigos que te apoyen en tu situación. Está bien pedir ayuda, independientemente de cuánto tiempo le lleve llegar a esa conclusión. Lo más importante es hablar de ello. Alguien escuchará.