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Autora y bloguera Heather B. Armstrong (dooce.com) estaba, con diferencia, en la depresión más profunda que jamás había experimentado y nada funcionaba para aliviarla. Fue entonces cuando su psiquiatra le habló de un estudio que utilizaba potentes dosis del anestésico Propofol. Heather tuvo diez citas en las que la colocaron en un breve coma inducido médicamente. La idea es similar a la terapia electroconvulsiva (TEC), pero sin electricidad y, con suerte, sin efectos secundarios como la pérdida de memoria. Ella comparte la historia de lo que la llevó a probar el tratamiento y cómo le fue.
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